ÁGUILA IMPERIAL IBÉRICA

Orden: Accipitriformes.
Familia: Accipitridae.

68-83 cm.

180-220 cm.

Por aspecto físico, con la única especie que cabría confusión es con el Águila real. A rasgos generales, el Águila imperial posee una cabeza de mayor tamaño y unos tonos bastante más oscuros que el Águila real que carece de hombros blancos en su etapa adulta. En etapas juveniles, es, al contrario: las imperiales poseen un plumaje con tonos pardos/ante/canela. Por otro lado, los juveniles de reales son de un marrón muy oscuro.

Tanto el macho como la hembra, presentan un plumaje muy similar. Aun así, existe un gran solapamiento, por lo que esta variable no es válida para sexar ejemplares de esta especie. Generalmente, los machos suelen ser más pequeños que las hembras.

Es posible reconocer 5 edades diferentes:

Ejemplar Juvenil: el plumaje de estos ejemplares abarca desde la salida del nido hasta aproximadamente los 7-8 meses de vida. Quizá pueda producir bastante confusión y solapamiento con el segundo plumaje. En esta primera etapa del plumaje, destacan los tonos pardo rojizo – anaranjado. En vuelo, son muy visibles las coberteras grandes del ala y las rectrices y todas las plumas de vuelo, puesto que su extremo terminal está bañado en tonos ante, generando un aspecto de línea o franja alar.

Ejemplar de 2º / 3er. año: estos individuos presentan un plumaje con mayor recorrido, por lo que su plumaje se presenta con un mayor desgaste y decoloración. En este caso, se produce un contraste entre esas plumas desgastadas y las de nueva generación. Todos los rasgos característicos de los juveniles comienzan a desaparecer. Algunos ejemplares, (aunque esto está sujeto a una gran variabilidad), pueden tener cierto estriado más oscuro en la zona alta del pecho. Por último, en esta fase del desarrollo, pueden empezar a aflorar algunos rasgos más típicos del plumaje al que precede, mostrando zonas más oscuras en la cabeza, la garganta, y en la región de las plumas escapulares (hombros), donde en contados ejemplares es posible ya encontrar algunas plumas blancas, que tanto caracterizan a los a individuos de una clase de edad superior.

Ejemplar de 3er. / 4º año: estos individuos presentan (quizá) la fase más compleja, debido a que la variabilidad individual y el grado de avance de la muda, son factores que, para ser lo más preciso posible, hay que tener muy en cuenta, y que dividen a los ejemplares en dameros claros u oscuros en función de la evolución que ha sufrido el plumaje.
Las coberteras alares y del cuerpo lucen un color pardo – amarillento apagado – negruzco, otorgando un aspecto, a modo de tablero de damas. La garganta y la cabeza adquieren unos tonos muy oscuros, propios ya del plumaje definitivo. En algunos ejemplares ya empiezan a aparecer las características plumas blancas en los hombros, en este caso son muy patentes, siendo todavía un blanco no tan limpio como en los adultos.

Ejemplar de 4º / 5º año: Estos individuos presentan un plumaje mucho más homogéneo, dando una sensación de ejemplares muy oscuros, siempre contrastando con las plumas blancas de los hombros. Generalmente aun retienen algunas plumas de generaciones anteriores muy desgastadas, sobre todo en las zonas inferiores del cuerpo. El blanco de las plumas escapulares es cada vez más vivo y más extenso, y también destaca mucho el color dorado – amarillento del píleo y de la nuca, que contrasta con el resto del cuerpo.

Ejemplar Adulto: Los ejemplares adultos adquieren su plumaje definitivo a partir de los 5 años y medio o 6 años, siendo esto, a su vez, muy variable. Su aspecto es muy oscuro, a excepción de la cabeza y parte considerable del cuello, que obtienen un color pardo – amarillento, aún más extenso e intenso que los ejemplares subadultos. El borde de los hombros está bañado de un blanco limpio. Rectrices grisáceas y barradas, con una franja terminal negra característica.

Primarias: 10 por ala.
Secundarias: 18 por ala.
Rectrices: 12.